"El francotirador", made in Hollywood.

Me encanta la facilidad con la que el precario cine de Hollywood manipula una película, una historia. A lo largo del cine moderno, existen muchísimas obras destinadas a crear falsos conocimientos. A tergiversar la verdad. Hollywood lo hace constantemente en gran parte de sus producciones, exaltando siempre el patriotismo yanqui que quieren dar a entender que todo norteamericano lleva en vena. Y les ha funcionado siempre: ¿quién venció a la Alemania Nazi? Muchos me dirán (y me dicen) que fue Estados Unidos, quién si no. Pues que yo recuerde fue un frente rojo el que limpió gran parte de Europa. Pero este no es el tema. Es tan solo un ejemplo donde se aprecia que EE.UU. se ha construído una reputación con el cine. Otro ejemplo. En qué película americana que Antena 3 echa después de comer los domingos no hemos observado una ostentosa vida universalizada que se desenvuelve en el país de la libertad, la riqueza y la buena vida capitalista. Cuando la cruda realidad es que fuera de Wall Street, se vive de muchas formas menos bien. No al menos si procedes de la humildad de una familia trabajadora. Mucha gente se traga de verdad estas películas. Mucha gente se cree de verdad que el EE.UU. que ve en el cine es el país ideal en todos los aspectos.

A medida que Hollywood fue ganando popularidad con el cine bélico, también la ganó EE.UU.

Pero en fin, vamos a lo que vamos. No vengo a hablar en exclusiva del cine de Hollywood ni de la hegemonía estadounidense. Dado que, como es visto, Hollywood es experta en manipular y trasgiversar la historia en favor de su país, he de decir que jamás he visto hacerlo de forma tan cutre como es en "El francotirador". Una obra pobre en argumento y totalmente simple. Como casi todo el cine contemporáneo americano. Ya sabemos que Clint Eastwood no es precisamente Stanley Kubrick. Es más bien un personaje limitado en lo que se refiere al cine. Su cine se columpia entre lo clásico y lo primario; lo exageradamente salvaje y lo sencillamente simple. Eso sí, con ese toque patriótico que a Eastwood no le falta. "El francotirador" viene a ser todo esto pero sin el más mínimo interés en disimularlo. El argumento es fácilmente resumible: el supuesto más letal de los soldados de élite de la historia reciente de Estados Unidos sólo puede calmar los nervios cuando mata. Y así hasta acabar condenado a regresar una y otra vez al escenario dolido y cruel de sus crímenes. 

Escena de la película "American Sniper".

Percibida más como un 'western' que como una cinta bélica, toda la película se maneja en equilibrio inestable incapaz de decidirse entre la exaltación entusiasta, emocional e irreflexiva del héroe, y el retrato de la desolación de ese mismo sujeto, transformado así en lo contrario, en antihéroe. Es decir, en 'El francotirador' se puede observar a la vez un clamor contra la guerra y una exaltación del guerrero. Todo en uno. Y con una lógica bestial, vamos. Nótese la ironía.

Y para llegar a todo eso, el grandioso maestro empaqueta toda la historia en un melodrama llorón e innecesario. Aunque todo hay que decirlo: la película tiene momentazos, sin duda, como cuando se deja llevar por los códigos del 'western' y se coloca en la mirada del soldado que quiere vengar a sus amigos. Es entonces, cuando sólo es cine de género, donde vemos al mejor Eastwood en lo más alto y pegando tiros. Pero eso es lo único que salvaría de la película, y, dado que la duración de esta escena tan emblemática del 'western' es escasa, para eso me veo obras como "Valor de ley".

Para quien aún anda despistado, la película está basada en la biografía de Chris Kyle, el SEAL que asesinó a más de 160 personas. El libro, directamente, quema las retinas. Leer como llama "salvajes" a cada una de sus víctimas es motivo suficiente para preguntarse quién es aquí el salvaje. Eastwood prescinde de todo eso para centrarse en la tragedia, en el drama, y poder subliminar el contenido sin ningún problema.

Clint Eastwood
Así, nuestro héroe no sabe si cumplir con su 'deber' y aniquilar al niño que esconde la bomba (no haré mucho spoiler) o todo lo contrario; no acierta a discriminar hasta dónde llega su 'contrato' con su país y hasta dónde el compromiso con su mujer... No sabe, en definitiva, con qué quedarse: la patria o la familia. Del compromiso con la sociedad, de la confianza en la justicia, del rechazo de la brutalidad del ojo por ojo... De eso ya ni hablamos. Dado que Eastwood mantiene que "vivimos en una guerra constante". Y ya está. Suficiente justificación para contradecirse por completo en una película.

Películas como "El cazador", "En tierra hostil",... es donde se refleja esa confusa manipulación, pero se refleja de puta madre. La reflexión de una guerra absurda dentro de lo moral, y la exaltación de la necesidad o del heroísmo del soldadito americano al formar parte de ella. Pero al menos estas películas contienen ese género de forma difusa. Eastwood jamás cuestiona si la acción de su sistema es perversa o salvaje. No, Eastwood es Dios y únicamente se esfuerza en justificar, mediante el drama y la pantomima, la necesidad de la acción de combatir por parte de su sistema, mientras que criminaliza al otro bando sin dar más argumentos que el de amenaza terrorista. Anda mira, igualito que en la realidad.

La secuencia inicial en la que un padre embrutecido le explica a su hijo que el mundo entero se divide en corderos, lobos y perros pastores (eso es él) mientras le enseña a disparar, emociona a cualquiera. Y, sin embargo, está en el centro de la película como la única e incuestionable moral. En el imaginario de Eastwood, Kyle no es un héroe que se cuestione la brutalidad de un universo que le ha hecho ser lo que es. Kyle no es un americano más con síntomas serios de analfabetismo funcional, no, Kyle es el mejor de todos ellos. Ahí, demostrando quién es el más salvaje. En el ideal de Eastwood sólo existe cavida para dos comportamientos: con o sin pistola. Lo que convierte toda la película en algo tan confuso y, no diré menos, fascista.

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