El problema de la izquierda española en estas elecciones.

El PP ha sido el partido más votado en las pasadas elecciones del 24 de mayo. No es ningún secreto, aunque sí una decepción. Sin embargo, ha mantenido el liderazgo en muy pocos municipios, siendo superado en una buena mayoría de ayuntamientos por los pactos de izquierdas. La idea principal que esto me provoca es que la gente no tiene una referencia clara de la izquierda española actual debido a la batería de propaganda política Podemos-IU-C's (sin contar a este último dentro de la izquierda). La derecha se concentra en un longevo partido como es el Partido Popular. La izquierda, desde que cayó el Telón de Acero, se ha profesionalizado, individualizándose dentro de la misma, y hasta ahora con el poder del PSOE. Esto en principio no acarrea ningún inconveniente, al contrario, ofrece una supuesta pluralidad política, algo que, en mi opinión, hace falta implantar desde el municipalismo. Pero la variable reside en que la derecha no es plural. Esta variable desemboca en unas encuestas donde se refleja que para la ciudadanía es mucho más sencillo votar a un partido que representa a todo un bando a tener que escoger entre varios de otro que más o menos vienen siendo lo mismo como se da hoy en día, pero divididos. Por suerte, el batacazo que se han llevado los populares en estas elecciones ha sido muy grande, notándose muy fuerte la alternativa de la izquierda, con pactos entre distintos partidos de la misma.

Bien es cierto que hasta ahora, el bipartidismo se mantiene entre PP-PSOE, y, viendo el panorama, es dificil no pensar que, corrompidos, vienen a ser lo mismo. Aunque existe una frase de Monedero que dice que "el PP y el PSOE no son la misma mierda, pero cagan parecido". Digo hasta ahora, porque ahora existe una alternativa con gran auge que es Podemos, igualando de nuevo el panorama político y dando opción al "cambio", eso sí, con resultados muy ajustados que obligan al pacto. Y esto genera a su vez otro problema. El principal inconveniente de la política del pacto es que si tu compañero la caga, tú también. Hoy en día estamos viviendo la idea del cambio, representada en potencia por Podemos, que, evidentemente, acapara el mérito propio de este concepto, pero generalizado en la izquierda. Por lo tanto, ningún partido quiere arriesgarse a formar parte de una posible cagada en el cambio por formar un pacto de gobierno con otro partido. Mas, o se hace, o el Partido Popular volvería a obtener una gran red de gobierno municipal. Y esto es lo último que se quiere.

Si juntásemos los votos de la izquierda, esta aplastaría a la derecha del PP. De ahí la cuestión que planteaba al principio: al no existir un partido que represente a todo el bando de la izquierda actual, sino que está fragmentada, frente a la derecha concentrada, no se puede obtener una mayoría suficiente contra esta, obligando a pactar con otros partidos para obtener una mayoría muy justa. Pero esto me sugiere otro dilema: si existiese un único partido que representase a gran parte de la izquierda de forma que este superase a la derecha pepera, estaríamos recurriendo a una nueva forma de bipartidismo, con el consecuente resultado que este país está viviendo después de tantos años.

¿Es necesaria una pluralidad política y de pacto? Sí. Hoy más que nunca. Aunque esto conlleve todos los contras descritos anteriormente. Sin embargo, esa fuerza que todavía mantiene el PP es la principal preocupación que me mantiene en la idea de que, si se inaugura un cambio, será un cambio muy pastoso y dificil de llevar. Esta claro que una parte de la ciudadanía se ha apuntado a la alternativa, igualando así a ambos lados (aunque hoy en día sea cuestionable seguir hablando de izquierdas y de derechas) y complicando todavía más ese "cambio". Habrá que esperar a las elecciones generales.

"El francotirador", made in Hollywood.

Me encanta la facilidad con la que el precario cine de Hollywood manipula una película, una historia. A lo largo del cine moderno, existen muchísimas obras destinadas a crear falsos conocimientos. A tergiversar la verdad. Hollywood lo hace constantemente en gran parte de sus producciones, exaltando siempre el patriotismo yanqui que quieren dar a entender que todo norteamericano lleva en vena. Y les ha funcionado siempre: ¿quién venció a la Alemania Nazi? Muchos me dirán (y me dicen) que fue Estados Unidos, quién si no. Pues que yo recuerde fue un frente rojo el que limpió gran parte de Europa. Pero este no es el tema. Es tan solo un ejemplo donde se aprecia que EE.UU. se ha construído una reputación con el cine. Otro ejemplo. En qué película americana que Antena 3 echa después de comer los domingos no hemos observado una ostentosa vida universalizada que se desenvuelve en el país de la libertad, la riqueza y la buena vida capitalista. Cuando la cruda realidad es que fuera de Wall Street, se vive de muchas formas menos bien. No al menos si procedes de la humildad de una familia trabajadora. Mucha gente se traga de verdad estas películas. Mucha gente se cree de verdad que el EE.UU. que ve en el cine es el país ideal en todos los aspectos.

A medida que Hollywood fue ganando popularidad con el cine bélico, también la ganó EE.UU.

Pero en fin, vamos a lo que vamos. No vengo a hablar en exclusiva del cine de Hollywood ni de la hegemonía estadounidense. Dado que, como es visto, Hollywood es experta en manipular y trasgiversar la historia en favor de su país, he de decir que jamás he visto hacerlo de forma tan cutre como es en "El francotirador". Una obra pobre en argumento y totalmente simple. Como casi todo el cine contemporáneo americano. Ya sabemos que Clint Eastwood no es precisamente Stanley Kubrick. Es más bien un personaje limitado en lo que se refiere al cine. Su cine se columpia entre lo clásico y lo primario; lo exageradamente salvaje y lo sencillamente simple. Eso sí, con ese toque patriótico que a Eastwood no le falta. "El francotirador" viene a ser todo esto pero sin el más mínimo interés en disimularlo. El argumento es fácilmente resumible: el supuesto más letal de los soldados de élite de la historia reciente de Estados Unidos sólo puede calmar los nervios cuando mata. Y así hasta acabar condenado a regresar una y otra vez al escenario dolido y cruel de sus crímenes. 

Escena de la película "American Sniper".

Percibida más como un 'western' que como una cinta bélica, toda la película se maneja en equilibrio inestable incapaz de decidirse entre la exaltación entusiasta, emocional e irreflexiva del héroe, y el retrato de la desolación de ese mismo sujeto, transformado así en lo contrario, en antihéroe. Es decir, en 'El francotirador' se puede observar a la vez un clamor contra la guerra y una exaltación del guerrero. Todo en uno. Y con una lógica bestial, vamos. Nótese la ironía.

Y para llegar a todo eso, el grandioso maestro empaqueta toda la historia en un melodrama llorón e innecesario. Aunque todo hay que decirlo: la película tiene momentazos, sin duda, como cuando se deja llevar por los códigos del 'western' y se coloca en la mirada del soldado que quiere vengar a sus amigos. Es entonces, cuando sólo es cine de género, donde vemos al mejor Eastwood en lo más alto y pegando tiros. Pero eso es lo único que salvaría de la película, y, dado que la duración de esta escena tan emblemática del 'western' es escasa, para eso me veo obras como "Valor de ley".

Para quien aún anda despistado, la película está basada en la biografía de Chris Kyle, el SEAL que asesinó a más de 160 personas. El libro, directamente, quema las retinas. Leer como llama "salvajes" a cada una de sus víctimas es motivo suficiente para preguntarse quién es aquí el salvaje. Eastwood prescinde de todo eso para centrarse en la tragedia, en el drama, y poder subliminar el contenido sin ningún problema.

Clint Eastwood
Así, nuestro héroe no sabe si cumplir con su 'deber' y aniquilar al niño que esconde la bomba (no haré mucho spoiler) o todo lo contrario; no acierta a discriminar hasta dónde llega su 'contrato' con su país y hasta dónde el compromiso con su mujer... No sabe, en definitiva, con qué quedarse: la patria o la familia. Del compromiso con la sociedad, de la confianza en la justicia, del rechazo de la brutalidad del ojo por ojo... De eso ya ni hablamos. Dado que Eastwood mantiene que "vivimos en una guerra constante". Y ya está. Suficiente justificación para contradecirse por completo en una película.

Películas como "El cazador", "En tierra hostil",... es donde se refleja esa confusa manipulación, pero se refleja de puta madre. La reflexión de una guerra absurda dentro de lo moral, y la exaltación de la necesidad o del heroísmo del soldadito americano al formar parte de ella. Pero al menos estas películas contienen ese género de forma difusa. Eastwood jamás cuestiona si la acción de su sistema es perversa o salvaje. No, Eastwood es Dios y únicamente se esfuerza en justificar, mediante el drama y la pantomima, la necesidad de la acción de combatir por parte de su sistema, mientras que criminaliza al otro bando sin dar más argumentos que el de amenaza terrorista. Anda mira, igualito que en la realidad.

La secuencia inicial en la que un padre embrutecido le explica a su hijo que el mundo entero se divide en corderos, lobos y perros pastores (eso es él) mientras le enseña a disparar, emociona a cualquiera. Y, sin embargo, está en el centro de la película como la única e incuestionable moral. En el imaginario de Eastwood, Kyle no es un héroe que se cuestione la brutalidad de un universo que le ha hecho ser lo que es. Kyle no es un americano más con síntomas serios de analfabetismo funcional, no, Kyle es el mejor de todos ellos. Ahí, demostrando quién es el más salvaje. En el ideal de Eastwood sólo existe cavida para dos comportamientos: con o sin pistola. Lo que convierte toda la película en algo tan confuso y, no diré menos, fascista.

Coca Cola, destapa la mentira.


Destapa la felicidad. Es el nuevo eslogan de la mitificada marca de bebidas Coca Cola Company. Con doble moral, claro. Porque me acuerdo de todas las personas a las que esta compañía ha echado de su planta alicantina. Seguramente destaparon la felicidad al abrir la carta de despido. Pero este es un caso particular, de tantos que esta compañía esparce por el mundo. Y es que con su pacifista publicidad de amor al prójimo quien diría que llevan 125 años explotando la Tierra, a trabajadores e intoxicando a la humanidad. Y gracias a su poder fiscal y adquisitivo, se ha librado de decenas de juicios a escala global que le habrían costado la quiebra de la compañía.

Coca Cola, una depredadora de agua:

Coca Cola utiliza unos 390 millones de litros al año para la elaboración de sus productos (Aquarius, Nestea, Fanta, Powerade, Sprite, Nordic, Burn, AquaBona, etc.), lo que quiere decir que por cada litro que Coca Cola produce se explotan más o menos 175 litros de agua. Un ejemplo de su respetuoso uso: en el año 2004 la compañía utilizó 283,000 millones de litros de agua. Esta cantidad permitiría dar de beber a todo el mundo durante diez días, o proporcionar agua potable durante 47 días al año a la gente que no dispone actualmente en el mundo de agua potable. Que esta empresa tenga una demanda de agua tan elevada para sus actividades, hace que necesite controlar los acuíferos y en consecuencia deja sin agua a muchas comunidades empobrecidas del continente africano, asiático e incluso latinoamericano, y contamina los sistemas de aguas y los campos de cultivo al realizar vertidos de residuos tóxicos. Las principales denuncias del abuso medioambiental de Coca Cola proceden de la India, donde explota sin piedad los acuíferos subterráneos. En este país, Coca Cola utiliza unos 4 litros por bebida producida, con lo que tres litros de residuos tóxicos son devueltos sin ningún tipo de depuración. Por no mencionar que dicha empresa no paga ningún tipo de tasa por el uso abusivo del agua, tanto en la India como en muchos otros países. De hecho, es uno de los causantes de que en los países subdesarrollados no haya agua potable.

Hipocresía social:

El marketing de la famosa compañía siempre ha sido subliminal, sexista, machista, y racista. No hace falta profundizar en ello. Es un secreto a voces. Es tan fríbolo que el propio diseño de la botella está pensado para idealizar el cuerpo de una mujer y atraer el consumo del sector masculino. Marketing muy cuidadosamente detallado. La campaña publicitaria que Coca Cola está emitiendo actualmente es la que me toca los cojones: evoca su colaboración y compromiso con la sociedad y la cultura, dándoselas de que han estado presentes en muchísimos eventos deportivos, solidarios, educativos,... Algo muy irónico con respecto al deporte, dado que la famosa bebida provoca el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Pero el tema médico no es que me interese mucho.  La Coca Cola sirve para desatascar tuberías y eliminar el óxido. Nada más que decirte si eres uno de los que bebe Coca Cola de forma diaria. Si la tomas de vez en cuando, pues oye, es cosa tuya. Además, los residuos tóxicos que dicha bebida pueda depositar en tu cuerpo son eliminados en tres días por el mismo. A no ser que sigas recargándolos. Que por cierto, aquí en España es Coca Cola quien lleva las riendas de la AESA (Agencia Española de Seguridad Alimentaria), cedidas a la compañía por el gobierno del Partido Popular, para evitar así la retirada de un producto cancerígeno que ha sido prohibído en diversos países, y continuar con su comercialización y exportación.

Actualmente en sus campañas de marketing también juegan con la jornada de trabajo de un obrero, quien agradece una refrescante Coca Cola durante el spot para aliviar el cansancio, y también juegan con la integración social de personas discapacitadas, la normalización de las familias homosexuales, erradicar la pobreza infantil... Pura hipocresía. Dado que Coca Cola Company es una de las mayores empresas explotadoras del mundo, despidiendo en masa a miles de empleados para contratar a otros de forma temporal, sin ningún tipo de indemnización en muchísimos países y pagando una miseria. Por no hablar del sonado caso de Bolivia, donde supuestamente la compañía encargó a una de sus embotelladoras, Panamaco, el asesinato de varios miembros del sindicato de la planta bolivariana a manos de paramilitares. Coca Cola ataca constantemente a los sindicatos, como está ocurriendo actualmente en Alicante, España, donde los sindicalistas se encuentran bajo presión continua. Todo esto para provocar que los trabajadores se desafilien de los sindicatos y tengan que aceptar el precario contrato que Coca Cola ofrece, con horarios y condiciones pésimas y bajos salarios.


En cuanto a su otra campaña de normalización de las familias homosexuales, relacionando el próposito con su eslogan de la felicidad, creo recordar que hace 20 años Muhtar Kent, actual director ejecutivo de la compañía, se declaró en contra de la homosexualidad. Por no mencionar la cantidad de juicios que Coca Cola ha perdido contra colectivos homosexuales que fueron despedidos en su momento por su condición sexual. Hablando de niños, me acuerdo de un anuncio donde varios chiquillos aparecían jugando al fútbol en una especie de aldea india sin recursos, y utilizaban botellas de Coca Cola como porterías. Con este anuncio, la compañía quería demostrar su compromiso social con los países pobres, algo muy curioso por lo que he mencionado sobre el agua al principio del artículo, y sobre todo con los niños que viven en condiciones precarias. Pues bien, Human Rights Watch documentó la contratación de niños hasta nueve horas diarias de trabajo para Coca-Cola en plantaciones de caña de azúcar en El Salvador, cuando su Código de Conducta estipula que "No se usará el trabajo infantil definido en las leyes locales". Hasta un tercio de los trabajadores de las plantaciones de azúcar de El Salvador son menores de 18 años, muchos de los cuales empezaron a trabajar en los campos cuando tenían entre 8 y 13 años. La Organización Internacional del Trabajo estima que al menos 5.000 y hasta 30.000 menores trabajan en las plantaciones de azúcar salvadoreñas. Pero no ocurre únicamente en El Salvador. Esta misma situación se da en cientas de plantas embotelladoras esparcidas por el mundo que cuentan con una plantilla infantil. Lo que decía, pura hipocresía.

Conclusión:

Cuando bebas un Aquarius ten en cuenta que estás bebiendo salarios congelados, la abolición de sindicatos, la desaparición de los contratos colectivos de trabajo. Estás contribuyendo a eliminar las prestaciones sociales (créditos para vivienda, salud, etc), a despedir a los trabajadores antiguos y deshacerse de los procesos de indemnización, a eliminar las jubilaciones y las pensiones, a eliminar el reparto de utilidades, a convertir todo trabajo en empleo temporal, a disminuir los costes de equipo de seguridad del trabajador, a los despidos masivos, a extorsionar a los trabajadores. No, no. Frena. Evidentemente todo esto es muy cínico. He de decir que yo bebo Coca Cola de vez en cuando. Naturalmente eso me convierte en cómplice social de las decenas de injusticias que esta compañía comete. Pero somos una sociedad consumista, y esto no se reduce al Corte Inglés. Coca Cola tiene la suerte de que se ha creado un prestigio y una popularidad social a lo largo de 125 años. Se ha convertido en un producto convencional. Por tanto, nadie va a discutir su consumo. Por desgracia, vivimos en un mundo decadente, y no serviría de nada que yo me propusiese hacerle boicot a Coca Cola. Es probable que me quedase muy tranquilo moralmente. Pero la moral hoy en día juega papeles secundarios y pequeños. Lo mismo pasa cuando compramos unas zapatillas Nike o vemos el Mundial de fútbol. Estamos siendo cómplices de la desigualdad y la precariedad social, mientras los causantes adquieren poder. El mundo funciona así. De modo que continúa bebiendo gaseosas.