La realidad rutinaria es un engaño. Este tipo de pensamientos han existido desde siempre en
nuestras cabezas, y si no ha sido así quiere decir que la teoría se
ha llevado a la práctica con éxito. La teoría de que solo vemos la realidad que a unos pocos les interesa que
veamos, o mucho peor, la realidad que unos han creado sin querer. Una
realidad de consumismo sin sentido, de nóminas carentes de valor, de
tiempo perdido entre oficinas, de una educación que parece
preocuparse poco por educar. Una realidad rutinaria donde siempre se
observan conflictos, y eso ha enseñado a muchos a ser pasivos. Una
sociedad totalmente deshumanizada. Lo llaman occidente. Países
desarrollados. Da igual. En cada rincón una persona cumple su
jornada de 10 horas establecida por un contrato que ha firmado con un
señor que no conoce, dueño de una empresa que no sabe como será,
sale a la calle y vuelve a su hogar, atravesando un camino de
publicidad y exhibición masiva que atormenta su mente. Como siempre, todo esto se relaciona con el sistema consumista adoptado como modelo de vida. Se confunde la realización personal con la perfección, llevándolo a la realización materialista. Como si de un proceso evolutivo se tratase
Pero claro,
esto parece muy extremista, puesto que no todo es tan radical. Claro
que no. Se introduce en nuestras vidas de forma paulatina. Entre ese
videojuego y esa cerveza de los viernes con los colegas en un bar.
Solo son limosnas, ofertas de llamada libertad para que lo malo se
reciba más ameno. ¿Quién es el responsable? ¿Quién ha creado
este modelo de vida? Seguramente somos un experimento fallido,
resultado del intento de arreglar un mundo roto en un pasado. La
posibilidad de plantearse una teoría de conspiración y avaricia por
parte de empresarios y políticos hacia o contra la gente de a pié
no es tan descabellada. Pero que nadie se equivoque.
Esto solo es
aplicable al llamado primer mundo. ¿Acaso un somalí va a
perjudicarse de esto? No. Solo es la base explotada para que otros
sean perjudicados. Realmente la vida de una lucha constante por
sobrevivir de un somalí tiene más sentido que sentarse en un sofá
a ver la tele. El explotado explotador. Y como él millones. Esa
gente del tercer mundo son la base del decadentismo actual. Han sido
explotados y han perdido sus recursos porque nosotros se los hemos
quitado, para que hoy tengas un Iphone o un referente de pobreza.
En
el fondo, nosotros, el primer mundo, somos más pobres que nadie.
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